José Franco, generoso astrofísico, saldrá bien librado

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Noches de las Estrellas 2019, zona de las Islas, CU
Noches de las Estrellas 2019, zona de las Islas, CU. Crédito, Memorias sitio oficial del Cómite de Noche de las Estrellas.

El apoyo era para el director del Instituto de Astronomía de la UNAM (IA), José Franco. Lo de “loco” de mi amigo quedó a un lado, comenzaría a acostumbrarse a usar corbata y traje de vez en cuando, como parte de la asesoría, el proyecto se institucionalizó con una estancia académica temporal de seis años, aprobado por ambas instituciones, la DGDC, el IA, además autorizado por el Consejo Técnico de la Investigación Científica de la UNAM.

El modelo del proyecto de oficinas de información pública de la ciencia fue aprobado por su Consejo Interno, pero Pepe y yo juntos armamos una tarde su andamiaje institucional “con el uso de todos los recursos y soportes para inducir socialmente creencias y conductas favorables a, en este caso, la ciencia astronómica (y la ciencia en general). La columna La Maraña Cósmica surgió en 2004 como parte de ese programa académico de comunicación pública de la ciencia en el (IA).]

En toda esa estancia conté con el apoyo y confianza de José Franco, Pepe; él contó con todo un arsenal, estrategia, conocimientos, proyecto, para posicionar a la astronomía en la agenda de la Opinión Pública (que es todo un patrón evolutivo de conducta universal comprensible y utilizable).

Con José Franco sucedió: ¿qué tal un Congreso Internacional de Astronomía en el Castillo de Chapultepec? Si Martha Sahagún puso a tocar ahí a Elton John para sus cuates, ¿por qué no un Work Shop de la instrumentación del Gran Telescopio de Canarias, que desarrolló el IA?. Un blog en El Universal on line, boletines de prensa, reportajes, artículos temáticos e históricos en cuanta revista, periódico y en cualquier estado de la República se dejaran; ahí se hizo público que la relaciones diplomáticas de México con Japón se debieron a astrónomos, Relaciones Exteriores reforzó “el descubrimiento” compartiendo información y fotografías de una placa conmemorativa de la visita científica de los científicos mexicanos a Yokohama, hace casi dos siglos, cuando Japón estaba cerrado a “Occidente”.

Y así, múltiples “hazañas de la astronomía en el país”, como la Internet en México gracias a la astrónoma Koenigsberger, presentada en la Cámara de Diputados por José Franco.

Entre otras puestas en práctica por Pepe, impulsó la relación estrecha entre artes, ciencias y humanidades. Primero fue la Danza, ahora hay evidencias de muchos festivales de ciencias artes y humanidades en los distintos estados de la República, destacadamente los tres al año en Ensenada, Baja California, que impulsa y organiza la comunidad científica ensenadense.

Una alumna destacada del Diplomado en Divulgación de la Ciencia, de la DGDC, se preguntaba “¿cómo es posible, en teoría, que hay que llevar la ciencia a la calle y se haga poco por que así suceda?” La, a mi juicio, Mariana Espinoza debía formar parte de la Oficina de Información Pública de Astronomía. José Franco aprobó complacido. “¡Tomemos el Zócalo!, no con grilla, sino con telescopios y astronomía”, propuso, como ya hiciera Luis G. León en 1910, en los preámbulos del estallido social. “Se nos van a venir encima los grupos de presión, aprovechando los reflectores ¿podremos controlar eso?”, advertí. Mariana y Pepe asumieron el riesgo y nos aventamos. Un eclipse total de Luna desde el Zócalo, con apoyo de Ebrard, en febrero de 2008. Al año siguiente, el Año Internacional de la Astronomía, se convirtió en La Noche de las Estrellas de cada año, el evento cívico científico nacional que más arraigo ha cobrado.

Nanociencias, en Ensenada, solicitó la asesoría experimentada en Astronomía al director de Divulgación de la Ciencia, José Franco y la otorgó. Como coordinador del Foro, apoyó la difusión del descubrimiento de un nuevo material bidimensional, semiconductor, Carbonitruro de Renio, realizado en el CNYN, además de un artículo de ciencia y arte ilustrado con modelos numéricos de la “densidad de carga” en los enlaces atómicos, que pasaron como “esculturas nanométricas”.

Finalmente, bajo la coordinación de José Franco, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico difundió un estudio científico comparativo de los aeropuertos de Texcoco y de Santa Lucía. A muchos ayudó a elegir Santa Lucía con bases científicas, en la consulta popular sobre el tema. De los 31 administradores de fondos públicos en una administración privada que deben aclarar sus cuentas, José Franco es astrofísico. Saldrá bien librado, hay constancia.

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