Pandemia, Ucrania, OTAN, rusofobia, segregacionismo ¿y la UNESCO?

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Autor: Ron Mader
Ron Mader

Son los pueblos los que padecen, sufren y sobreviven a las guerras y a las pandemias. Las guerras nacen en las mentes, ¡cambiemos las mentes con educación, ciencia y cultura! Esto es la síntesis reflexiva de Joseph Needham, Julian Huxley y Jaime Torres Bodet que les orilló a impulsar la creación de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Hay que recordar que la ONU surge recién finalizada la II Guerra Mundial, que si se analiza es sólo un capítulo más de la historia del continente cuya continuidad son sus guerras.

De hecho, el mismo día de los estallidos nucleares de Hiroshima y Nagasaki, que daban puntilla a la rendición incondicional del Imperio Nipón, último país del eje Alemania, Italia, Japón en rendirse. Inicia la Guerra Fría con su secuencias en Corea, Guatemala, República Dominicana, Cuba, Vietnam, Laos… En fin, el análisis de la secuencia de hechos muestra un patrón continuo y no segmentado. Cual pandemia, en su evolución se van moviendo los focos de infección por el planeta.

Needham y Huxley eran miembros de la comunidad de la investigación científica que, además, se hacían preguntas sociales. Aplicaron su modelo de pensamiento para entender la materia para preguntarse y explicarse el mundo social. Needham ofrece sustento para afirmar que el enunciado “la ciencia como la conocemos surge en Europa en el siglo XVII” es poco sólido, no es serio y, en cambio sí, hace daño creerlo y afirmarlo como inobjetable.

Needham, bioquímico británico, se preguntó ¿qué sucedió con la ciencia en China, los inventores de la pólvora? Needham no partió de la difundida idea de eurocentrismo y el siglo XVII. Eratóstenes, sí europeo, infirió su redondez y calculó el perímetro de la Tierra sin ir más allá de 800 kilómetros de Alejandría, por ahí del año menos 241; la biblioteca que dirigía acumulaba todos los conocimientos desde los persas hasta la geometría euclidiana, la mayoría fue incinerada por los primeros cristianos. Needham, junto con sus pares chinos concluyeron que los mandarines (los emperadores) eran responsables de inhibir la ciencia, impulsarla o secuestrarla de acuerdo con sus paranoias. Joseph fue el primer académico en reconocer el pasado científico de China en la serie de artículos Science and Civilization in China. En apoyo de Huxley como primer director general de la UNESCO, a Needham correspondió definir el papel de la ciencia en el organismo mundial.

Por su parte, Julian Huxley, biólogo evolutivo británico, además de ser humanista y divulgador de la ciencia, fue una figura destacada de la síntesis evolutiva moderna, con todo un bagaje cultural heredado de su padre, abuelo y compartido con su hermano, Aldous (el del Mono Desnudo). Su padre, Leonard, un prolijo escritor y editor. Su abuelo, Thomas, elocuente defensor de Charles Darwin ante una anquilosada y conservadora Royal Society, que no le cabía la idea de descender de los simios. Fue le primer director general de la UNESCO.

Jaime Torres Bodet era un erudito mexicano, escritor, ensayista y poeta. Fue representante diplomático de México en el convulsionado mundo de la guerra y la posguerra mundial segunda. Junto con Needham y Huxley, impulsaron el consenso mundial para fundar la UNESCO. La voluntad de los vencedores de crear un organismo mundial para procesar los retos de todas las naciones, más funcional que su antecesora Liga de las Naciones, que poco o nada hizo frente a la invasión de Mussolini a Abisinia ni la intervención de Alemania e Italia contra la República española, con el rechazo de México de ambas, animó a los tres a consensuar que las naciones consideraran una institución en defensa de los pueblos, la humanidad, a través del fomento de la educación la ciencia y la cultura para todos.

Ya he comentado en otras ocasiones que una de las primeras aportaciones culturales, educativas y científico tecnológicas de estos académicos con sensibilidad social fue la edición en 8 tomos de la Historia de la Humanidad, cuyo hilo conductor son las aportaciones a la ciencia y la tecnología desde los más antiguos pueblos hasta el siglo XX, y no como otras narraciones lineales de dirigentes armados, invasiones y conquistas.

Se lee en el portal de la UNESCO: “La visión fundadora de la UNESCO nació en respuesta a una guerra mundial marcada por la violencia racista y antisemita. Setenta años después y muchas luchas de liberación, el mandato de la UNESCO es más pertinente que nunca. Los ataques a la diversidad cultural, las nuevas formas de intolerancia, el rechazo de los hechos científicos y las amenazas a la libertad de expresión ponen en riesgo la paz y los derechos humanos. El deber de la UNESCO es reafirmar las misiones humanistas de la educación, la ciencia y la cultura”.

Hoy la agenda mundial está dominada por los acontecimientos en Ucrania y su frontera con Rusia, aún sin salir de la pandemia Covid 19. En estos tres años, los pueblos del mundo han sufrido los estragos de un fenómeno biológico evolutivo y se suma la amenaza de una conflagración mundial; ha padecido la infodemia, fenómeno informativo de los medios que infecta el alma. La ciencia ha estado más accesible que nunca, pero los medios han renunciado a difundirla prefiriendo propagar caos, histeria y miedo. Ahora se agrega la xenofobia, otra vez la limpieza ética, racismo, se discrimina a los migrantes que cruzan fronteras en todo el mundo buscando la sobrevivencia, se “sanciona” al “malo” pero parece castigo a todos. Me pregunto ¿dónde está la UNESCO en medio de esta vorágine mundial?

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