Con las vacunas no hay que echar las campanas a vuelo

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Se han reportado variantes del coronavirus SARS_CoV2 en Sudáfrica, Reino Unido y Brasil. La OMS llama a esta mutación N501Y. Los virus mutan, el resto de los organismos también incluyendo el del ser humano.

La viabilidad de los organismos desde que se inició la vida en planeta Tierra hace alrededor de 3 mil 800 millones de años, consiste en reproducirse, además de cumplir con muchas otras funciones complejas. Los virus solamente se reproducen. 

El conocimiento resultante de la ciencia de la evolución nos dice que a mayor variabilidad de las especies mayor, probabilidad de adaptación y pervivencia. La endogamia en los humanos, reproducirse con parientes cercanos: padres, hijos, hermanos, tíos, primos, y otros mamíferos, por ejemplo, dan lugar a mutaciones que amenazan la viabilidad. El prognatismo, gigantismo, hemofilia son enfermedades causadas por endogamia y además se heredan, son mutaciones negativas por decirlo de alguna manera. En cambio, las mutaciones por variabilidad, la reproducción o intercambio de genes con otros miembros de la especie que no sean familiares impulsan la viabilidad, la adaptación y la supervivencia.

La única razón de existir de los virus es reproducirse, pero son incapaces de hacerlo por ellos mismos, requieren someter la maquinaria genética de otras especies para que los reproduzcan. El “brinco” de los virus que se hospedan en una especie hacia otra (zoonosis) provoca mutaciones en el virus. De ahí que sospechemos que SARS_CoV2 habitaba en ciertos murciélagos, su material genético se parece al que nos infecta pero no es el mismo, el del pangolín también es sospecha, se parece pero no es el mismo.

Asimismo, el brinco de las masas de virus de un infectado de la misma especie a otro también da lugar a mutaciones del virus, a mayor transmisión o contagios, mayor probabilidad de mutaciones. De ahí que sea fundamental que todos en el planeta entendamos que hay que evitar contagiar y contagiarse, no solo por el interés personal, familiar, de grupo, estatal o nacional de no enfermarse, mientras más contagios, más variantes del bicho. 

De ahí el despropósito, y expresión de ignorancia, de aquellas naciones que sólo ven por sí mismas con las vacunas. Con la pandemia no han aprendido, entendido, que en la biología evolutiva las fronteras, los modelos económicos, las clases sociales, de gobierno o “racismo” al virus le tienen sin cuidado. Por lo que hasta ahora se sabe, cada vez más pero insuficiente, las vacunas en circulación siguen siendo eficaces aún con las variantes detectadas, pero si sigue mutando el virus porque siguen los contagios… quién sabe. Sí sabemos que con el virus de la Influenza hay que corregir la vacuna cada año, pero ya hay 22 años de experiencia y aprendizaje. Con las vacunas de SARS_CoV2 apenas pocos meses. Debemos continuar con las medidas sanitarias, aún vacunados, como si coronavirus acabara de aparecer.

Parte del conocimiento obtenido sobre el material genético del coronavirus, así como del funcionamiento del sistema inmune humano lo debemos a que apenas hace 68 años descubrimos la estructura molecular de los ácidos nucleicos, el software, sistema operativo de los organismos, y todavía menos, apenas en 2001 se obtuvo el borrador del genoma humano. Pero ignoramos aún casi todo. Ese borrador no contempla la enorme mayoría de las “variantes” humanas, según reportó el 4 de marzo Tina Hesman Saey, en un artículo publicado en Science News, describe la importancia de conocer la mayor parte de variantes del genoma humano (el que se conoce es “blanco”) porque están relacionadas con la eficacia de los medicamentos. No es pesimismo, pero tampoco es echar las campanas a vuelo.

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