La navaja de Ockham o cómo descartar lo más improbable

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La navaja de Ockham es un principio metodológico y filosófico atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham.

Una de las herramientas que pueden ser utilizadas para diferenciar entre charlatanerías e información útil es el principio de parsimonia, también conocido como navaja de Ockham.

De forma sencilla, este principio expone que, entre dos explicaciones, aquella que sea más sencilla tiene más probabilidades de ser certera.

Pongamos un ejemplo, si vemos una luz en el cielo nocturno podemos suponer varias opciones para explicar su aparición: podría ser un avión y lo que observamos son sus luces; podría tratarse de un satélite artificial con una falla, cuya explosión provocó el destello; podría ser la estación espacial internacional reflejando la luz del sol; habrá quien se aventure a proponer que es una nave intergaláctica, proveniente de las perseidas, cuya tripulación está compuesta por humanoides de ojos saltones y color serio, que vienen a robar nuestro ganado y a preñar a quien se deje.

De entre todas estas explicaciones ¿Cuál podría ser la más probable de resultar cierta? La hipótesis del avión contiene muchos menos elementos que la última, por lo que, atendiendo al principio de parsimonia, es la que deberíamos considerar con mayor seriedad, además de que existen pruebas incontrovertibles de que los aviones existen, de que vuelan de noche y de que poseen luces.

La explicación de la nave intergaláctica es mucho más enredada, y necesita, en cierto modo, de un poco de fe o creencia ciega, puesto que no tenemos certeza alguna de que dichas naves existan, por lo que podemos desecharla por descabellada, confusa y complicada.

Sin embargo, que la luz provenga del reflejo de un satélite o de la Estación espacial también es muy probable, de hecho sucede muy seguido. Así que no podemos desechar esas explicaciones salvo que tengamos pruebas experimentales que demuestren lo contrario. Esto es otra característica del principio de parsimonia: si bien la explicación más sencilla es la más probable, no necesariamente es la verdadera. Para poder llegar a una certeza necesitamos datos duros, comprobables y si es posible, repetibles.

Lo cierto es que si aseveramos cosas extraordinarias necesitamos la evidencia para sostenerlas. La navaja de Ockham es una buena herramienta para eliminar la fantasía pero no es infalible. Queda en manos de nuestro buen juicio saber utilizarla para no pensar con una mala cabeza.

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