¿Sabes qué es la Pareidolia?

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El ver figuras reconocibles en manchas, nubes u objetos se conoce en psicología como pareidolia y es fácilmente explicable
Si le ves rostro a esta casa, es pareidolia

El ser humano es un animal de patrones y modelos, que siempre busca encontrar regularidades en todo lo que le rodea y si no logra encontrarlas suele forzarlas. Lo anterior es bueno para las disciplinas científicas, pues a partir de esos modelos, nos hemos formado una idea bastante útil de cómo funciona el mundo y el universo conocido, aunque algunas veces dichos modelos no sean más que un reflejo de la cultura e ideología de quienes los proponen.

Hay ocasiones en que esa búsqueda de patrones puede ser lúdica, como cuando se intenta averiguar la forma de una nube o se descubre la tristeza de un automóvil en su fascia. Pero en otros casos ese ejercicio mental puede también acarrear, sino peligros, al menos consecuencias sociales y económicas inesperadas, como cuando en una mancha de humedad alguien afirma ver el rostro de algún personaje sagrado. El ver figuras reconocibles en manchas, nubes u objetos se conoce en psicología como pareidolia y es fácilmente explicable: sucede cuando una imagen cualquiera se asocia a una forma previamente conocida. Así, podemos decir tranquilamente que no existen mensajes divinos a través de las entrañas de un jitomate, o que la aparición de cierto carpintero en el tronco de un árbol no presagia nada funesto, es simplemente nuestro cerebro y nuestra cultura la que nos hacen pensar que estamos en presencia de algo mágico, paranormal o inexplicable. Es parte de nuestra necesidad de creer.

La pareidolia también explica otro fenómeno muy recurrente en la charlatanería paranormal, el de la psicofonía, que consiste en interpretar ruidos que han sido grabados en algún dispositivo electrónico. A decir de los mercachifles que dicen estudiarlos, tales ruidos son voces que nos traen mensajes, aunque la claridad y propósito de los mismos únicamente pueda ser dilucidada por ellos. Por supuesto, únicamente su cerebro es quien puede interpretarlo, ya que para el resto de la gente no son más que ruidos.

Otra situación asociada a la pareidolia, pero en su versión extrema, son los avistamientos de naves interplanetarias –que no hay que confundir con OVNIs porque son cosas muy diferentes-. Es tal la necesidad de algunas personas de creer que somos visitados por seres extraterrestres que a cualquier luz en el cielo le ven forma de nave espacial. No sólo eso, hay “expertos” que incluso reconocen de qué planeta proviene y el tipo de organismo que la tripula, así como la fisonomía e intenciones de dichos tripulantes. Todo eso únicamente con el resplandor producido por la luz del sol al reflejarse en algún objeto volador identificado. Y no olvidemos la famosa cara de Marte, montículo de tierra cuyo acomodo asemejaba un rostro en algunas fotografías, situación desmentida en posteriores placas de mejor calidad.

Como juego, la pareidolia es una actividad gratificante, pero hay que tener cuidado de no caer en ella a la hora de tomar decisiones. No todo es lo que parece y muchas veces nuestra cabeza nos puede jugar malas pasadas basándose en lo que nos gusta y lo que nos repele. No olvidemos que hay veces en que una mancha es únicamente una mancha, todo lo demás es producto de nuestra mala cabeza.

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